Viene un señor que dice que tú no molas,
y que disfrutas de las poluciones,
aunque seas alérgico.
Viene un señor que dice, con micrófono y todo,
que no vas a entrar,
que tus calcetines no son blancos
-y amarillos-
que a este club, contigo, no le salen las cuentas
del rosario.
Viene un señor a insultarte
y te pide que le prestes veinte euros
que ya te los devolverá cuando te mueras.
Amén. Qué prístino es todo así visto.
ResponderEliminarYo, como soy así de chula, si hubiera querido habría entrado... De hecho, estuve y salí de ahí por patas... Gasté mucho de suela de zapatos, pero corrí tanto que no les dio tiempo a pedirme los 20 lerus.
ResponderEliminarAy Dios...
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