Aviones sobrevolaban el cielo de Santiago
y Nixon se felicitaba,
mirando las dos Torres
- perfectas, orgullosas -
recortando el sky line de la vergüenza.
Un disparo atravesó Manhattan
y se hundió en el Hudson,
formando, qué curioso, la figura
de tres gigantes moribundos, destrozados.
Ho pisaré las calles nuevamente, de lo que fue Santiago ensangrentada...
ResponderEliminarM
Quien la hace la paga.
ResponderEliminarSaludos.