-¡Succión! ¡Rápido, succión!- gritó el doctor impotente.
Y ella, tan literal como siempre
sacó una pajita, y comenzó a succionar
la sangre de la verga del enfermo mental.
Cuando hubo finiquitado el sangrado interno,
se relamió los labios suavemente
y le espetó al doctor impotente:
Cuando quiera y como quiera, ¡verga indecente!
No puedo mas que recomendarte un buen psicólogo impotente :-)
ResponderEliminarM
Con un psicólogo potente me conformo! :-)
ResponderEliminarQue nadie piense que soy homófoba, pó dió. Es que había visto House y me acordé de Tarantino y de Games of thrones... y mi imaginación se fue por los cerros de Úbeda...
Mañana llamo al destroza cerebros... sin falta!
Mecagoenlaleche...!!!
ResponderEliminar;-)