El niño sepulturero
arrastra su enorme pala
por el empedrado nocturno de Londres.
A su paso
las persianas se cierran,
las miradas se apartan,
las madres esconden a sus hijos
en desvanes y sótanos.
Alguien grita
desde la seguridad de las sombras:
"¿A qué has venido? ¡No hemos hecho nada!
¡Vuelve a Elche!"
El niño sepulturero
saca una bolsa de sugus
y sonríe.
El Big Ben aún no se ha construido
pero ya está lleno de palomas.
Elche es muy apreciada por la variedad de sus Sugus, destacando de entre todos ellos el del sabor a 'arroz con costra'. En 1927 exportó una gran cantidad de niños enterradores a Londres, lo que produjo el pánico entre la población, sobre todo, en una niña llamada Margaret Tatcher.
ResponderEliminarM
Correcto. De ahí que en algunas partes del mundo las piñas se llamen ananás.
ResponderEliminarSugus de piña...¡El mejor!... ¿por qué?... En realidad no lo sé...
ResponderEliminarM
Pa mi no. Al final me tiraba a por él porque todo el mundo lo hacía, pero en el fondo y secretamente los odiaba...
ResponderEliminarYo coincido con Madame. El sugus de piña era mi prefe.
ResponderEliminarCagontó, este poema es bueno de verdad (no sé si sinquerer)!
ResponderEliminarConcretamente:
ResponderEliminarEl Big Ben aún no se ha construido
pero ya está lleno de palomas.
quécabrón!
(sof)
Sublime, no haré más declaraciones
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